645-651-251 calmapsicologia@gmail.com
15 hábitos saludables si te quedas sin trabajo. (III).

15 hábitos saludables si te quedas sin trabajo. (III).

En el post anterior continuábamos la lista de buenos hábitos a tener en cuenta en caso de quedarte sin trabajo. Ahora la completamos: 11.- Adquiere nuevos conocimientos y experiencias. Aprender algo nuevo puede resultar muy enriquecedor y divertido, y también puede ser útil, si eso es lo que te preocupa o lo que buscas. Vivir experiencias nuevas significa someterte a estimulación positiva que repercutirá en tu salud psicológica. Hay muchísimas opciones para aprender: un idioma, un hobby, o quizá una disciplina o algo más técnico. Se trata de buscar motivos para mantener tu motivación a flote. Imaginación al poder.  Por ejemplo, recuerda que esta zona geográfica es de mucho turismo extranjero y esto crea trabajo. Si no dispones de recursos económicos, busca en la red porque hay muchas páginas donde puedes empezar a aprender idiomas online de manera gratuita, y eso te puede impulsar para, en un momento dado, poder utilizar ese idioma en un trabajo. Si quisieras aprender una materia nueva diferente a tu profesión, puedes empezar apuntándote a cursos o talleres para desempleados. Hay numerosas asociaciones e instituciones que ofrecen cursos gratuitos variados. De esta manera puedes matar varios pájaros de un tiro, ya que te permite conocer gente interesante, reciclarte profesionalmente y además pasártelo bien. 12.- Practica ejercicio físico. Ahora que tendrás mucho tiempo libre, aprovecha para hacer más deporte del que hacías habitualmente. No hace falta que sea intenso ni que te tengas que meter en un gimnasio, porque algo moderado como caminar a buen ritmo ya es muy saludable. Puedes ir probando variantes de ejercicio hasta encontrar la duración e intensidad adecuadas para beneficiarte al máximo de sus...
15 hábitos saludables si te quedas sin trabajo. (II).

15 hábitos saludables si te quedas sin trabajo. (II).

En el post anterior repasábamos una lista de algunos buenos hábitos a tener en cuenta en caso de perder el empleo. Seguimos con ella: 4.- Habla con gente. No sólo con tus conocidos, sino con cualquiera en un momento dado. Ahora te interesa tener información de lo que se mueve en tu entorno, así que cualquier conversación puede constituir una fuente de oportunidades. En la panadería, en el mercado…, quien sabe dónde pueden comentar “pues en esta calle van a abrir una cafetería”. Y quien dice esto, dice otra cosa. Desde luego que estar solo, dándole vueltas a la mala suerte que tienes y lo injusto que es el mundo contigo, no te va a ayudar a salir de tu situación. Al revés, disminuirá tus posibilidades de salir de ella. Por el contrario, tomar un café o mantener conversaciones sinceras con colegas o amigos, puede ser una buena manera de que se acuerden de ti si por casualidad se les presenta la posibilidad de buscar a alguien para un puesto de trabajo de tu perfil. Y si no ocurre esto, al menos tendrás nuevas ideas, compartirás inquietudes y estarás al tanto de lo que se cuece en el mundo laboral. Eso sí, ojo con abusar utilizando a tus amigos para lamentarte de tu situación. Por muy amigos que sean, acabarán cansados y hartos de ti. Ellos, aunque tengan trabajo, también tienen sus problemas, y todo el mundo prefiere hablar con alguien optimista y animado que con un cenizo que todo lo ve negro. 5.- Prepara un plan de ahorro. Es probable que dispongas de prestación pero esto siempre es por un...
15 hábitos saludables si te quedas sin trabajo. (I).

15 hábitos saludables si te quedas sin trabajo. (I).

Casi todos nos tenemos que enfrentar al desempleo en algún momento de nuestra vida: los estudiantes que quieren tener algo de dinero para sus gastos; las personas que quieren completar la jornada laboral, en el caso de que trabajen a tiempo parcial, que ahora se estila mucho; o una persona asalariada desde hace veinte años en la misma empresa, que es como su casa, y que se encuentra con que de repente cierra el chiringuito. Hemos nacido y vivimos en un tiempo en el que el contrato indefinido es una utopía y nadie se jubila en la misma empresa en la que empezó a trabajar. El desempleo se ha normalizado mucho, aunque no sé si se puede decir que más que nunca, porque siempre ha habido en alguna medida. En situación de desempleo un alto porcentaje de personas vive estados de ánimo negativos y pueden ser presas de gran dolor emocional: frustración, nerviosismo, desesperanza, abatimiento, resignación, ira, sensación de vacío o de fracaso, miedo ante la incertidumbre, pesimismo, o baja autoestima. Esto implica mucha infelicidad. Cuando estas emociones se mantienen en el tiempo, gran parte de estas personas sufren agotamiento emocional y finalmente depresión al ver que no consiguen un empleo. Aceptar la situación tal cual es y pensar en que siempre se puede hacer algo para cambiarla, es un primer y gran paso en la búsqueda de soluciones. Hemos de buscar alternativas que permitan afrontar la transición con un razonable optimismo aplicado a la vida cotidiana en un ejercicio individual y social de creatividad. Hay que ser realista, también para recordar que ante todo problema siempre hay opciones...
¿Te sabes organizar? Di la verdad… (Parte II)

¿Te sabes organizar? Di la verdad… (Parte II)

El aprovechamiento de nuestro tiempo depende de la capacidad de gestionarlo bien. El tiempo es un recurso, y como todo recurso, podemos utilizarlo mejor o peor. Para dominar la gestión del tiempo es necesario establecer un equilibrio entre el corto plazo (tareas cotidianas) y el largo plazo (prever el futuro). 6 acciones que trabajó Patricia para gestionar mejor el tiempo: 1) Planificar: Hacer un plan de actuación antes de empezar, para no caer en la trampa de actuar con improvisación, reaccionando ante lo que ocurre. Enumerar metas diarias, que puede hacerse tanto en una agenda como en una hoja suelta. Lo importante es la finalidad: tener a mano las tareas que tengamos que hacer en una lista limitada, para poder ir tachando elementos de la lista y poder ver nuestro avance. Debe ser flexible y dejar un margen para adaptarse a los imprevistos diarios, pero con intención de cumplirlo para sentir control. 2) Distribuir: Asignar a cada actividad un espacio en el horario: siendo realistas y no creyendo que una actividad se desempeña en el mismo tiempo que utilizamos para pensar en ella (un segundo o menos). Recordar que una tarea puede tener unos pasos y tendremos que pasar por todos ellos para terminarla. Saber el tiempo que dedicamos a cada cosa, para ver si está bien distribuido. Por ejemplo, si tenemos 100 minutos y 10 cosas para hacer, podríamos dedicar 10 minutos a cada cosa. 3) Definir la prioridad y el objetivo de cada actividad, para poder emplear un tiempo proporcional a su importancia: ¿Qué es lo más urgente, y por tanto tenemos más prisa por terminar? Cuidado, porque muchas veces...
¿Te sabes organizar? Di la verdad… (Parte I)

¿Te sabes organizar? Di la verdad… (Parte I)

“Nadie tiene suficiente tiempo. Sin embargo, todos tenemos todo el que hay”. Patricia fue a consulta porque tenía la sensación de estar sobrecargada. En el trabajo siempre iba a galope, apagando fuegos conforme se los encontraba, y sintiendo que nunca estaba al día con nada. Como consecuencia, muchas veces utilizaba su tiempo de ocio para adelantar tareas de trabajo. Sentía que su vida no le pertenecía. Esto le provocaba ansiedad, muchos pensamientos oscuros y bajaba su motivación. “No sé qué hago con el tiempo, que se me va. No lo entiendo, porque trabajo las mismas horas que todo el mundo.”, “No puedo quedar con nadie a charlar, no tengo ni un hueco”, “No puedo seguir así”. Todas estas quejas y algunas más tenía Patricia cuando acudió a consulta. La sensación de falta de tiempo era su principal motivo de estrés y agobio. “No sé delegar, porque no me fío. En el fondo creo que mejor que hago yo ciertas cosas no lo haría nadie, así que lo único que consigo es asumir más trabajo del que me toca.” De ahí venía en parte su sobrecarga y su fatiga. Estar exhausta le llevaba a estar desconcentrada y esto último, a cometer más errores. Y al final se sentía muy mal. “No sé calcular la cantidad de tiempo necesario para hacer las tareas y suelo creer que cabe más trabajo en mi jornada del que realmente cabe, de modo que mi lista de tareas pendientes va en aumento, lo cual me frustra.” Y claro, ofuscada no se siente capaz de tomar algunas decisiones, y entonces acumula más tareas pendientes, entrando en un...
Es importante que nos premiemos.

Es importante que nos premiemos.

Alfredo ha estado más de un año preparando una oposición y ha aprobado. Cuando se ha enterado, se ha ido con su pareja a la agencia de viajes a buscar uno muy especial. Han elegido un par de semanas en Canadá. Será una buena forma de celebrarlo. Teresa ha encontrado trabajo después de dos años y ha decidido permitirse algunos caprichos y hacer muchas de las cosas que no hacía por no gastar dinero: comprarse ropa y algún collar, ir a la esteticién, cambiar la decoración de su casa, salir a cenar y al cine de vez en cuando… Luis ha tenido una buena semana. Se ha esforzado y ha cumplido sus objetivos. Llega el viernes y ha decidido desconectar y darse caprichos. Saldrá de cervezas con amigos, verá una peli para la que no encontraba el momento, se relajará escuchando música y se comprará algo en la fnac. ¿Qué tienen en común Alfredo, Teresa y Luis? Que se han premiado por sus esfuerzos. Cuando tenemos una meta por alcanzar, o simplemente la vida por vivir, con sus momentos difíciles y sus tragos amargos, nuestra intención es buena: disfrutar del camino, aprender durante el proceso y recoger los resultados que van llegando, por pequeños que sean. Pero a veces nos desmotivamos. Después de todo nuestro esfuerzo los resultados no llegan, o nos parece que tenemos más fuentes de estrés que de ilusión, o el camino se hace aburrido y largo. Cuando ocurre esto puede que nos estemos olvidando de algo importante: premiarnos. Celebrar los pequeños avances es importante, nos ayuda a sentirnos reconfortados y eso lo necesitamos para recargar...