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¿Te sabes organizar? Di la verdad… (Parte I)

¿Te sabes organizar? Di la verdad… (Parte I)

“Nadie tiene suficiente tiempo. Sin embargo, todos tenemos todo el que hay”.

Patricia fue a consulta porque tenía la sensación de estar sobrecargada. En el trabajo siempre iba a galope, apagando fuegos conforme se los encontraba, y sintiendo que nunca estaba al día con nada. Como consecuencia, muchas veces utilizaba su tiempo de ocio para adelantar tareas de trabajo. Sentía que su vida no le pertenecía. Esto le provocaba ansiedad, muchos pensamientos oscuros y bajaba su motivación.

“No sé qué hago con el tiempo, que se me va. No lo entiendo, porque trabajo las mismas horas que todo el mundo.”, “No puedo quedar con nadie a charlar, no tengo ni un hueco”, “No puedo seguir así”. Todas estas quejas y algunas más tenía Patricia cuando acudió a consulta. La sensación de falta de tiempo era su principal motivo de estrés y agobio.

“No sé delegar, porque no me fío. En el fondo creo que mejor que hago yo ciertas cosas no lo haría nadie, así que lo único que consigo es asumir más trabajo del que me toca.” De ahí venía en parte su sobrecarga y su fatiga. Estar exhausta le llevaba a estar desconcentrada y esto último, a cometer más errores. Y al final se sentía muy mal.

“No sé calcular la cantidad de tiempo necesario para hacer las tareas y suelo creer que cabe más trabajo en mi jornada del que realmente cabe, de modo que mi lista de tareas pendientes va en aumento, lo cual me frustra.” Y claro, ofuscada no se siente capaz de tomar algunas decisiones, y entonces acumula más tareas pendientes, entrando en un círculo vicioso.

Gestión del tiempo

Psicóloga: -Dices que se te va el tiempo. Vamos a ver qué cosas tienes que mejorar. Organizarse implica hacer cosas como:
planificar tu horario usando una agenda,
priorizar las tareas
-tener flexibilidad para reestructurar el horario en caso necesario,
delegar en unas ocasiones, decir no en otras,
ordenar o gestionar el espacio y
optimizar los recursos disponibles.

Apuesto a que alguna de todas estas cosas sí la haces, ¿verdad?
Patricia: -Bueno, más o menos, supongo, alguna… Es que me siento tan mal que dudo de todo.
Psicóloga: -Pues vamos a ver cuáles tienes menos pulidas y éstas serán las que mejorarás, ¿vale?
Patricia: -Sí, por favor.

Indagando, la psicóloga de Patricia vio que se planteaba metas demasiado ambiciosas y poco realistas, y como le pillaba el toro y no las cumplía, se desmotivaba.

Aunque en principio se quejaba de la falta de tiempo, en el fondo sabía que el problema era suyo por falta de organización. A veces, confesaba, también le servía de excusa ante los demás y ante sí misma para utilizarla en caso de no querer hacer ciertas cosas. Quejarse de estar muy ocupada tiene algunos beneficios: a alguien que tiene mucho que hacer se le valora bien socialmente.

Competitividad, productividad, eficiencia… Últimamente suenan mucho estas palabras en la sociedad. Pero hay personas que no consiguen cultivar estas competencias, y no saben que lo que les está fallando es una habilidad importante, cuya ausencia puede crear el desastre en nuestras vidas. Esa habilidad es la organización del tiempo y del trabajo.

 

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