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La incomodidad de no ser coherentes.

La incomodidad de no ser coherentes.

A todos nos encanta pensar que somos personas coherentes, pero como seres imperfectos que somos, la realidad es que no siempre conseguimos hacer lo que decimos o lo que pensamos. A la sensación que produce percibirnos incoherentes en psicología se llama disonancia cognitiva, una especie de incomodidad o tensión al ser conscientes de que en nuestro pensamiento hay una encrucijada que no nos cuadra. Por el contrario, ser coherente sería cuando lo que sé, lo que quiero y lo que hago van en la misma línea. Ejemplos de incoherencias serían: Mantener dos ideas incompatibles o contradictorias; decir o pensar una cosa y hacer otra distinta; decidir que hemos dejado de hacer algo y a pesar de eso hacerlo. Si nuestra incoherencia no nos crea incomodidad, entonces es posible que tengamos otros problemas diferentes, como falta de conciencia de un problema, falta de disciplina, falta de autocontrol o falta de motivación. Cuando nuestras creencias no van en el mismo sentido que nuestros actos, podemos hacer dos cosas: -Una es dar más valor a la opción elegida en este momento y darle menos a la alternativa no seleccionada, de forma que damos importancia a lo que más nos interese. Por ejemplo, “por una copa no me va a pasar nada; es sólo algo agradable que me quiero permitir”, o “sólo es un trozo de pastel; luego hago ejercicio y lo quemo. Si no puedo darme un pequeño premio, ¿qué me queda?” Esto explica nuestra tendencia a la autojustificación y la autoindulgencia. Al justificarnos conseguimos reducir la ansiedad que nos provoca nuestra actuación, conseguimos darle una coherencia y una validez. Negamos nuestra...
Brevísima historia de la locura. (II)

Brevísima historia de la locura. (II)

Positivismo: Finales del s.XIX Se deja fuera definitivamente la interpretación mágica y religiosa. Gall estudió las áreas del cerebro e inventó la frenología, como nuevo método de diagnóstico. La nosología: en el afán por clasificar las enfermedades, se creó un catálogo de trastornos mentales. Emil Kraeplin diseñó una cartografía sistemática de la psicopatología, donde figuraban términos como “psicosis maníacodepresiva”. Surgieron métodos de choque: Cura de Sakel (provocaba desfallecimientos, convulsiones y el coma); Electroshock (recibir descargas eléctricas entre 80 y 100 voltios); Curas de sueño (para revertir perturbaciones psicosomáticas).   Psicoanálisis: Finales del s. XIX-principios del s.XX El psicoanálisis nació como contracara de aquella psiquiatría más ansiosa por clasificar y operar que por escuchar y atender el sufrimiento del sujeto. Algunos médicos (como Charcot) apostaron por la hipnosis como método de cura. Freud la descartó, y prefirió practicar la sugestión y el método de la “asociación libre”. En 1923 publica “El yo y el Ello”, que junto con el Superyo, conforman la estructura de la psique. El Ello representa los instintos, el Yo, la realidad, y el Superyo, la conciencia moral. Así se creó un método de investigación que a la vez era una técnica de tratamiento. Su objetivo era vencer las defensas para tomar conciencia de recuerdos traumáticos y poder liberarse de ellos. Acuñó dos términos fundamentales: la neurosis (relación angustiosa con la realidad) y la psicosis (desconexión de la realidad).   ¿El fin del gran encierro? (s.XX) Entre 1930 y 1940, las doctrinas fascistas interrumpieron los avances logrados por el psicoanálisis y demás ramas de la psiquiatría. Después de la II Guerra Mundial, el trabajo de los psicólogos...
Brevísima historia de la locura. (I)

Brevísima historia de la locura. (I)

Hace algún tiempo, en un viaje, encontré un libro cuyo título me llamó la atención: “La locura”, (así, tal cual). Trataba de la evolución de este concepto a lo largo de la historia. Pocas veces he visto que se aborde la temática desde este punto de vista. Aunque usemos con más o menos frecuencia la palabra “locura”, no ocupa los manuales por la connotación peyorativa que conlleva. Pero lo cierto es que en otras épocas no se usaban los términos “salud mental”, “trastorno emocional” o “problema psicológico”.  Así que, como todo lo que aprendemos nos enriquece, encontré datos curiosos. Aquí tenemos una síntesis del libro: Antigüedad: (a.C.) La concepción de la locura como fenómeno extranatural se mantuvo intacta hasta la época del griego Hipócrates (460-357 a.C.), pionero de la fisiología. Asclepíades (124-96 a.C.), médico, sugirió la importancia del ambiente en el comportamiento patológico y distinguió entre alucinaciones, ilusiones y delirios. Se opuso al encarcelamiento de los enfermos mentales. Galeno (130-200 d.C): diferencia entre causas orgánicas o mentales. Se esforzó por comprender la locura y su tratamiento de una manera racional, antes de que llegara con fuerza la interpretación religiosa. En Alejandría (Egipto) se desarrolló la medicina y los problemas psiquiátricos fueron atendidos con dedicación. En Bagdad, en el año 792 a.C., se fundó el primer hospital psiquiátrico de la historia.   Edad Media y Renacimiento: (Siglo XIII) Satán y la creencia en la posesión diabólica hicieron su aparición. 1233: La Santa Inquisición, como aparato de investigación, represión y exorcismo. En la Edad Media, la locura fue considerada como uno de los 12 vicios que se repartían el alma humana. En el Renacimiento,...
Trastorno de ansiedad generalizada.

Trastorno de ansiedad generalizada.

Altea sentía que se ponía nerviosa con demasiada facilidad, que no podía desconectar. Es como si hubiera perdido el control de su mente porque no podía dejar de pensar cosas que le preocupaban mucho e imaginaba que iban a ocurrir. Esto le provocaba una gran tensión física y mental y no sabía cómo deshacerse de estos síntomas. Le preocupaba que le despidieran del trabajo, y lo que más temor le causaba era arruinarse. Aunque esto pueda sonar exagerado, la realidad para ella era que los pensamientos catastróficos eran difíciles de controlar (se le metían en la cabeza aunque no quisiera). Se le ocurrían todo el rato cuestiones como: “¿y si hacen un ERE y me toca irme a la calle?”, “¿y si me quedo sin dinero y no puedo pagar la hipoteca?”. Pensar que podía perder su puesto de trabajo y después todos sus ahorros le provocaba sensaciones de tremenda inseguridad y miedo. Se le ocurrían toda clase de desenlaces negativos de la situación que temía. En el punto final, se imagina a sí misma viviendo debajo de un puente, durmiendo entre cartones. Como consecuencia de su problema padecía algunos síntomas muy incómodos. El que más le molestaba era el temblor. Ciertas acciones como enhebrar una aguja o maquillarse suponían serias dificultades y frustración al ver su pulso inestable como un flan. También sentía dolores de espalda y de cabeza (“cefaleas tensionales”). Mucha gente siente estos dolores en periodos de estrés. Esto es provocado por la tensión muscular mantenida. Con la respuesta adaptativa (de lucha o huida) que se pone en marcha con la ansiedad, se tensan algunos músculos...
Afrontando miedos.

Afrontando miedos.

Un dicho popular que es cierto es que “la mejor forma de acabar con un miedo es hacerle frente”. Seguro que has afrontado y superado alguna vez una situación que temías. Pero ¿sabemos los mecanismos psicológicos que intervienen en este proceso? Cuando enfrentamos algo a lo que temíamos con mucha intensidad, se producen en nosotros una serie de cambios positivos: -A nivel físico o fisiológico, al principio puede haber sensación de vértigo o aprensión, de estar en la cuerda floja, pero poco a poco nos podemos sentir liberados de estas sensaciones negativas y de la tensión muscular que aparecía simplemente con pensar en el acercamiento, y pueden ir surgiendo sensaciones agradables que nos indican que “algo está cambiando”. Se acabó el temblor, el ahogo, el mareo, el sudor, la opresión. Podemos sentirnos fuertes, estables, íntegros y capaces. -A nivel cerebral o neurológico, se establecen nuevas conexiones neuronales que nos permiten ver el objeto o la situación en cuestión desde una perspectiva renovada. Metafóricamente, se quita la etiqueta de “prohibido el paso” que le pusimos previamente, y se sustituye por otra que dice “se puede entrar sin problemas”. El cambio de esta etiqueta simbólica es crucial porque nuestro cerebro es muy obediente con la clasificación que hemos hecho, y si le decimos que algo es peligroso o tabú, nos protegerá del contacto con ello. -Con respecto a nuestros pensamientos o nivel cognitivo, donde antes había sombras, oscuridad y miedo éstas se disipan y aparece la claridad cristalina y la nitidez. Nos damos cuenta en poco tiempo de que nuestra visión estaba empañada por un velo oscuro que no nos permitía...
Miedos sociales: no soy antipático, es que estoy nervioso.

Miedos sociales: no soy antipático, es que estoy nervioso.

Éste era el testimonio de Guzmán: “tengo miedo cuando estoy ante determinados grupos de personas. En el trabajo no me pasa, pero sí en las fiestas y reuniones sociales. Quiero hacer amigos, pero me siento torpe e incapaz de ser yo mismo en situaciones donde el resto de la gente se divierte y lo pasa bien. Esto me agobia mucho, lo paso fatal, y acabo sintiéndome triste.” Mientras algunas personas con fobia social sufren una alta ansiedad en un gran repertorio de situaciones, como en reuniones de trabajo, clases y fiestas, otras la padecen en situaciones concretas y aisladas. Éste era el caso de Guzmán, que quería hacer amigos o ligar en las fiestas pero se bloqueaba. En algunos casos, el miedo lo provoca un tipo de personas a las que hay que enfrentar, es decir, que sólo aparece dependiendo de ante quién tengan que hablar. Por ejemplo, ante figuras de autoridad (un profesor), ante personas por las que sienten un interés particular (un ligue), de un cargo superior o no (jefes), del mismo nivel cultural o no, etc. Puede también depender de qué tenga que hablar la persona (por ejemplo, de temas íntimos, o expresar sentimientos negativos); puede depender del número de oyentes que haya (“con más personas mejor, porque se me ve menos” o “con menos personas mejor, porque me impone menos”). La forma más típica de fobia social es el miedo a hablar en público. En cualquier caso, las personas evitan las situaciones donde exista la posibilidad de pasarlo mal. Guzmán tenía temores a varios niveles: -lo que otros pudieran pensar de él, lo que incluía...