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Resistencia al estrés (Parte I)

Resistencia al estrés (Parte I)

No todas las personas tenemos la misma resistencia frente al estrés, ni la misma capacidad de funcionar bajo presión. No pasa nada porque así sea. Todos tenemos otras cualidades como contrapartida. Seguro que conocéis a alguien que “se ahoga en un vaso de agua”, que es un “Mariangustias” o un manojo de nervios y ve problemas donde no los hay. Y seguro también que conocéis a alguien que es todo lo contrario, que más bien está en medio del océano y dice “no, todo va bien, no me voy a ahogar”. Algunos pensaréis “¿cómo lo hace?”, “¿qué tiene esa persona que no tenga yo?”. Pues probablemente sí tenga algunos rasgos de personalidad que le facilitan mantenerse intacto ante determinadas circunstancias adversas en las que otros flaquearían. Enrique Echeburúa, eminente catedrático de Psicología de la Universidad del País Vasco y muy conocido por su labor en investigación, recopila una lista de elementos que influyen en una mayor resistencia al estrés con el fin de poder llevar a cabo conductas preventivas. Si aprendemos a desarrollar estos hábitos, o a fijarnos y copiar a los que más los practican, podremos desarrollar la fortaleza que nos falta y así estar mejor equipados para dar lo mejor de nosotros mismos en situaciones difíciles. La capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas se llama “resiliencia”, y aunque a muchos no les agrada esta palabra, ya está incluida en el Diccionario de la Lengua Española. Es decir, que la resiliencia se refiere a la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia. Esta cualidad la podemos desarrollar...
¿Hasta qué punto es normal? (Parte II)

¿Hasta qué punto es normal? (Parte II)

Datos sobre el mundo: declaraciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud): *Una de cada cuatro personas padece alguna enfermedad mental a lo largo de su vida. *Cada año, 1 millón de personas aproximadamente se suicida, aunque se cree que son muchos más, puesto que los servicios médicos no suelen registrar el acontecimiento como suicidio, sino como accidente. *Se espera que en 2020 la depresión sea la causa de enfermedad número uno en el mundo desarrollado. *La depresión y la ansiedad son las principales causas de incapacidad en todo el mundo    y la cuarta parte de las visitas a los centros sanitarios. *Las enfermedades mentales representan un porcentaje superior al del cáncer y los trastornos cardiovasculares. ¿Qué conclusiones saco de estos datos? -La proporción es suficientemente alta como para dedicarle unas reflexiones. -Como más vale prevenir que curar, debemos cuidar nuestra salud psicológica mientras esté en nuestra mano. Cuidar algunos hábitos es una buena decisión para empezar. Alimentación, descanso, ejercicio, son algunas de las áreas donde tenemos control. -Otra manera de prevenir sería no sobrecargarnos de tareas, compromisos o tensión de cualquier tipo. Organizarse por prioridades y dedicar un tiempo para cada cosa de forma que no nos desbordemos. -Tener en cuenta que hay personas con cierta predisposición o vulnerabilidad genética, psicológica o ambiental. Ser conscientes de esto puede ayudar a su rápida detección cuando están empezando a sufrir los síntomas de un trastorno. -Si tratamos con alguien afectado por este tipo de dolencias, debemos procurar ser empáticos y no discriminar. Ponernos en el lugar de la persona, desterrar los mitos, los prejuicios y las percepciones estereotipadas. Algunas personas...