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La ansiedad nos sirvió para sobrevivir.

La ansiedad nos sirvió para sobrevivir.

La ansiedad es una emoción tan común que todos la sentimos a lo largo de nuestra vida, y por lo tanto cualquier persona puede decir algo sobre ella o identificar sus síntomas. La llamamos de muchas maneras: nervios, estrés, tensión, agobio, angustia, agitación… ¿Quién no ha sentido nervios minutos antes de un examen, al entrar al dentista o a una entrevista de trabajo? ¿A quién no se le acelera el corazón y nota un calor súbito si ve un coche acelerando en su dirección? De hecho, es tan común porque es una respuesta adaptativa de nuestra especie. Esto quiere decir que hemos evolucionado a lo largo de millones de años gracias a ella. Nuestros antepasados podían encontrarse con peligros reales ante los que tenían que desarrollar alguna forma de reaccionar con el fin de conservar la propia vida. Por ejemplo, si se encontraban con un animal salvaje que podía atacarles, tenían que aprender a huir o luchar contra él para salvar el pellejo. Como es una respuesta que nos sirvió para algo vital, se traspasó de generación en generación. Es más, era una ventaja ser nerviosos, porque los que lo fueron sobrevivieron a las amenazas externas gracias a su capacidad de estar alerta y reaccionar con rapidez. Los que se mantenían tranquilos estando en peligro, se arriesgaban a que el animal salvaje acabara con ellos. En la actualidad, esta respuesta sigue siendo adaptativa cuando se pone en marcha ante un peligro real, como cuando nos asustamos y reaccionamos rápido evitando así que un coche nos pille. Pero cuando nos asustamos de la misma manera y no hay un peligro...
¿Nos alteran las navidades?

¿Nos alteran las navidades?

Muchas personas dicen no estar entusiasmadas cuando se acercan estas fechas. Algunas, directamente, se ponen tristes. ¿Por qué? La publicidad nos dice que es un momento de felicidad y armonía, de amor al prójimo, de pedir y cumplir deseos, etc. Sin embargo, hay gente que se pone de mal humor al oír el eslogan: “ya llegó la navidad… pon tus sueños a volar…” 😉 Se me ocurren algunas razones de esa interpretación de los acontecimientos así que voy a hacer de abogado del diablo y enemiga de los anuncios de lotería: – Puede ser que nos guste nuestra rutina, y el hecho de hacer ciertas cosas por obligación (comidas familiares, comprar regalos…) no sea un descanso o algo agradable. – Puede ser que sintamos que es nuestra responsabilidad encargarnos de los preparativos de esos encuentros familiares, y estas fechas sólo implican más trabajo, más previsiones. – Puede ser que precisamente tanto mensaje de felicidad nos incite a tomar conciencia de que estamos en una etapa difícil, y sintamos más clara todavía la diferencia entre lo que tenemos y lo que nos gustaría tener. – Luego están los recuerdos de pérdidas reales: cuando nos juntamos con familiares y echamos de menos al que ya no está… – Si estamos sin ingresos y la navidad y sus fiestas invitan al consumo innecesario, y eso es justamente lo que hemos estado queriendo evitar todo el año. He oído a gente decir “yo no compraría nada, pero es que entonces quedo fatal”. – No poder pasear por nuestra ciudad como nos gustaría por las aglomeraciones de gente. – No nos sentimos especialmente contentos, y...