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Agorafobia.

Agorafobia.

Etimológicamente significa “miedo a los espacios públicos abiertos” en los que puedan presentarse aglomeraciones. Clínicamente es el miedo a tener un ataque de pánico en un lugar del que no puedas escapar con seguridad, o el miedo a tener problemas de ansiedad y no tener la situación bajo control y que pueda resultar difícil o socialmente embarazoso pedir ayuda o escapar. Tiene un punto de miedo al ridículo, de vergüenza. Víctor padecía agorafobia y solía evitar calles llenas, atascos, playas, medios de transporte, esperas, hacer cola, por la sensación de sentirse atrapado y no poder huir de allí en el momento que lo necesitase. A veces no se trataba de un sitio concreto, sino que lo que le provocaba mucha ansiedad era una peculiar combinación de sensaciones y escenarios. Lo habitual es que haya ataques de pánico previos y luego se vaya desarrollando la agorafobia. Pero también se pueden dar por separado, es decir, sólo pánico o sólo agorafobia. Víctor ya había sufrido en el pasado algunas crisis de pánico y tenía mucho miedo de que se repitiera un episodio tan intenso y desagradable. Mientras algunas personas que sufren agorafobia han tenido muy pocos ataques de pánico y lo que les queda vigente es el miedo de que se repita (aunque no suceda), a Víctor le sucedían de forma repetitiva pudiéndose producir en cualquier momento. Vivía con una hipersensibilidad a sus propias sensaciones corporales y a lo que recibían sus sentidos del entorno. Procuraba no frecuentar cualquier lugar en el que creyera que podía agobiarse, que podía aumentar su ansiedad y que no la iba a poder mantener bajo...
Pánico.

Pánico.

El ataque de pánico o crisis de angustia puede ocurrir cuando la ansiedad alcanza niveles muy altos súbitamente y desborda a la persona. Lo característico aquí es notar sensaciones físicas y psicológicas desagradables que no se reconocen y se identifican como peligrosas. Algunas podrían ser: sensación de ahogo, pinchazos en el pecho, mareo, sofoco, sudor, escalofríos, calambres, temblores, sentir que todo es raro, que no se ven las cosas como normalmente… Teresa me contó lo que sintió durante su ataque de pánico: “Es una experiencia verdaderamente horrible, porque tienes la absoluta convicción de que en ese momento estás sufriendo una terrible desgracia física o mental. De hecho, se pueden llegar a sentir muchos de los síntomas de un infarto.” Aunque realmente se trate de ansiedad y por tanto no haya peligro físico, las sensaciones son tan intensas y peculiares que Teresa le daba la peor de las interpretaciones (“me está dando un ataque al corazón”, “me voy a ahogar”, “me estoy volviendo loca”, “me voy a desmayar de un momento a otro”). Estos pensamientos hacen aumentar la ansiedad y se forma un círculo vicioso que parece no tener fin. La mayoría de las personas que sienten palpitaciones no le dan mayor importancia, pero la persona que sufre un ataque de pánico lo interpreta como algo peligroso y se pondrá en marcha el circuito fisiológico de la ansiedad. Se activa el lugar del sistema nervioso donde se aloja el miedo (la amígdala) y después la parte pensante del cerebro, donde se dará la interpretación fatal (“es un infarto, me voy a morir”). Aunque parezca una interpretación exagerada, lo cierto es...
Homenaje a lo efímero.

Homenaje a lo efímero.

En 1658, el médico inglés Sir Thomas Browne escribió lo siguiente: “Apenas recordamos nuestras dichas, y los golpes más agudos de la pena nos dejan tan sólo punzadas efímeras. El sentido no tolera las extremidades, y los pesares nos destruyen o se destruyen. Llorar hasta volverse piedra es fábula: las aflicciones producen callosidades, las desgracias son resbaladizas, o caen como la nieve sobre nosotros; lo cual, sin embargo, no es un infeliz entumecimiento. Ignorar los males venideros, y olvidar los males pasados, es una misericordiosa disposición de la naturaleza, por la cual digerimos la mixtura de nuestros escasos y malvados días; y, al no recaer nuestros liberados sentidos en hirientes remembranzas, nuestras penas no se mantienen en carne viva por el filo de las repeticiones”.   Todo pasa. Éste es el escueto resumen que haría yo de este magnífico párrafo, del que cada frase alude a lo efímero de las emociones. “Apenas recordamos nuestras dichas”, simplemente porque pertenecen al pasado y el ser humano tiene una memoria limitada. Podemos saber que hemos tenido momentos de alegría, pero ¿podemos recordarlos con detalle? Difícilmente. “…y los golpes más agudos de la pena nos dejan tan sólo punzadas efímeras” por el mismo motivo. Sabemos que hemos tenido momentos de mucha tristeza, pero vistos desde la distancia es cuando podemos apreciar algo que en el mal momento no éramos capaces: que son pasajeros, y que una vez trascurrido el tiempo tan sólo queda eso, una punzada de emoción al recordarlos. “El sentido no tolera las extremidades…”, por eso normalmente ni las alegrías ni las penas pueden durar mucho tiempo, sino que son momentos...
Fobia a las “cuquis”.

Fobia a las “cuquis”.

Lorena tiene un miedo intenso a las cucarachas. Cuando alguien siente un miedo intenso o descontrolado a algo concreto, ya sea un objeto, animal, persona, actividad o situación, hablamos de fobia específica.  Aunque “fobia” es un término conocido por todos, no lo son tanto las consecuencias que puede acarrear en la vida de una persona padecer este miedo. Las fobias más comunes son: a ciertos animales, como cucarachas y arañas; a las alturas; a la sangre, inyecciones o heridas; a conducir; a subir en avión; a los espacios cerrados. También hay otras más raras, como a los payasos o a los botones. En realidad, hay una extensísima lista de fobias existentes. Si las viéramos en orden alfabético, hay alrededor de 50 sólo con la letra “a”. Normalmente, como hizo Lorena, las personas sólo van a la consulta del psicólogo cuando este problema les afecta en su vida cotidiana. Cuanto más le incapacite, le limite o rompa su vida normal, más ganas tendrán de superar su miedo. En el caso de Lorena, se encontraba frecuentemente con alguna cucaracha debido a que eran habituales en la zona donde vivía y le daban unos sustos enormes. Lorena realmente creía que no había nada que hacer para solucionar su problema, porque había ido a más. El objeto del miedo, en su caso las cucarachas, se convirtió en algo aterrador y ella sólo podía pensar en evitarlas a toda costa. Cuando estaba en un lugar donde cabía la posibilidad de que hubiera alguna, se sentía en alerta constante y lo pasaba muy mal. Pisarla y tirarla a la basura le suponía una terrible prueba,...
Vivir con pasión, un gran reto para muchos.

Vivir con pasión, un gran reto para muchos.

Últimamente se ha popularizado la idea de que has de hacer lo que te apasiona, encontrar tu elemento o ponerle pasión a lo que te dediques. Estas ideas son muy inspiradoras y creo que necesarias en la realidad que vivimos, sobre todo para las personas que no tienen un empleo estable satisfactorio o no han podido conocer su vocación. La pregunta que se me ocurre a continuación es: ¿es esto posible siempre? La realidad muestra que el mercado laboral es nefasto. Cuando entras en la dinámica de trabajar en malas condiciones para pagar las mismas cosas que al final son las que te atan al trabajo… es difícil salir. El mercado invita a entrar en una “cadena de montaje” donde muchas veces las personas se sienten alienadas. Piensan “ay, si pudiera volver atrás, lo habría hecho de forma diferente…” pero ya no pueden volver atrás. Y aunque la vida puede dar otra oportunidad para empezar de cero, ¿lo harán diferente? En realidad siempre hacemos las cosas lo mejor que sabemos en cada momento. En muchos casos el fallo no creo que esté tanto en las decisiones o aspiraciones de las personas como en las condiciones laborales que imperan en la actualidad. Y eso, por mucha rabia que nos dé, no está bajo nuestro control. Así que la pasión aplicada al día a día se presenta a la mayoría de personas como un gran reto, aconsejable, pero difícil de llevar a cabo. Para empezar, de niños no se nos entrena activamente para gestionar las emociones y sentimientos, para conocernos a nosotros mismos ni para buscar y descubrir lo que nos...