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Resistencia al estrés (Parte II).

Resistencia al estrés (Parte II).

-Apoyo social: tener amigos, colegas y conocidos, es necesario. Poder contar con gente con la que poder hacer bromas, hablar de cosas triviales y en algún momento poder confiar en alguien, nos permite canalizar nuestro malestar. Hablar de nuestros quebraderos de cabeza de vez en cuando con las personas indicadas puede ser beneficioso también para ordenar las ideas y despejarnos. Sentir la calidez y el afecto de alguien puede ayudarnos a quitarle hierro a una preocupación incipiente y facilita el cambio de prisma. Todo esto contribuye a que veamos el mundo menos deshumanizado. ¡Sin olvidarnos de la risa compartida, que seguro que has comprobado lo bien que sienta!

-Proyecto de vida activo: hacer cosas que nos gusten o que nos procuren bienestar a corto o a largo plazo. A veces estas cosas nos apetecerán y otras veces no, y tenemos que saber hacernos cargo aunque signifique retrasar la recompensa. Es importante que tengamos unos objetivos y que nos ocupemos en vez de (pre)ocuparnos. No nos vendrá bien ser demasiado sedentarios. Hay que vencer la inercia, no permitir que la pasividad se adueñe de nosotros. No “vegetar”, no “estar muertos en vida”. Creo que me habéis entendido… 😉

-Afrontamiento de las dificultades cotidianas: tener (o desarrollar) habilidades para afrontar los pequeños contratiempos diarios nos entrenará para manejar situaciones más complicadas en el futuro. Algunos recursos a desarrollar podrían ser: la paciencia, la tolerancia a la frustración, la tolerancia a los demás, la toma de decisiones, la flexibilidad para adaptarnos a las situaciones imprevistas, o saber poner límites para preservar nuestra integridad.

-Aficiones gratificantes: dedicarnos a actividades que nos hagan sentir bien y sean saludables para nosotros. Nos pondrán de buen humor y compensarán las veces que tenemos que hacer cosas que no nos gustan.
¡La lista puede ser infinita! Bailar, hacer deporte, leer, viajar, salir de excursión, salir a cenar y tomar una copa, hacer puzzles o crucigramas, ver cine, series o documentales, escuchar música, meditar, practicar relajación, aprender algo que nada tenga que ver con nuestro trabajo habitual…

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-Sentido del humor: algo nada desdeñable, que favorece a nuestro equilibrio emocional, a nuestro organismo, y a nuestro desempeño laboral. No tomarse la vida demasiado en serio y buscar la parte divertida de cualquier cosa. Incluso frivolizar con algunos aspectos de la vida nos puede servir para desdramatizar y ver lo pasajero que es todo. Permitirnos expresar ideas graciosas y generarnos endorfinas a nosotros mismos sin buscar la perfección en ello, sin exigirnos ser maestros del humor.

-Actitud positiva ante la vida: no ver problemas donde no los hay, no agrandar los que se tienen, no dejar que nos inunde la desesperanza. Enfocar nuestra atención en las cosas buenas que tenemos a nuestro alcance (cosa que a menudo hacemos al revés). Saber que siempre hay cosas buenas, porque hay de todo en la vida. Saber qué es lo importante y no malgastar energías innecesariamente en lo que no lo es.

-Aceptación de las limitaciones personales: aceptar que hay cosas que no sabemos, que no podemos hacer o que no nos interesan. Aceptarlo sin frustración, sin culpa, sin ansiedad. Saber que igual que tenemos limitaciones también tenemos puntos fuertes, y es de ellos de lo que tenemos que ocuparnos.

-Vida espiritual: Hay quien relaciona este punto sólo con la religión o lo esotérico. No tiene por qué. Yo lo entiendo como saber encontrar la calma, el autocuidado, la serenidad, la paz mental. Saber fomentarlas si tendemos a perderlas. Escuchar a nuestro cuerpo y atender sus necesidades de descanso y de cariño. Abrir nuestros sentidos a sensaciones que nos aporten bienestar. Abrir la mente al conocimiento y a las aportaciones de otras culturas que puedan enriquecernos.

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