645-651-251 calmapsicologia@gmail.com

Afrontando miedos.

Afrontando miedos.

Un dicho popular que es cierto es que “la mejor forma de acabar con un miedo es hacerle frente”. Seguro que has afrontado y superado alguna vez una situación que temías. Pero ¿sabemos los mecanismos psicológicos que intervienen en este proceso?

Cuando enfrentamos algo a lo que temíamos con mucha intensidad, se producen en nosotros una serie de cambios positivos:

-A nivel físico o fisiológico, al principio puede haber sensación de vértigo o aprensión, de estar en la cuerda floja, pero poco a poco nos podemos sentir liberados de estas sensaciones negativas y de la tensión muscular que aparecía simplemente con pensar en el acercamiento, y pueden ir surgiendo sensaciones agradables que nos indican que “algo está cambiando”. Se acabó el temblor, el ahogo, el mareo, el sudor, la opresión. Podemos sentirnos fuertes, estables, íntegros y capaces.

-A nivel cerebral o neurológico, se establecen nuevas conexiones neuronales que nos permiten ver el objeto o la situación en cuestión desde una perspectiva renovada. Metafóricamente, se quita la etiqueta de “prohibido el paso” que le pusimos previamente, y se sustituye por otra que dice “se puede entrar sin problemas”. El cambio de esta etiqueta simbólica es crucial porque nuestro cerebro es muy obediente con la clasificación que hemos hecho, y si le decimos que algo es peligroso o tabú, nos protegerá del contacto con ello.

-Con respecto a nuestros pensamientos o nivel cognitivo, donde antes había sombras, oscuridad y miedo éstas se disipan y aparece la claridad cristalina y la nitidez. Nos damos cuenta en poco tiempo de que nuestra visión estaba empañada por un velo oscuro que no nos permitía ver las cosas como son en realidad. Sin ese velo, los pensamientos son también más claros y positivos, y empieza a ser posible pensar en unos términos que amplían nuestras posibilidades, como “sí puedo”, “soy capaz”, “lo haré”.

Miedos

 

Cuando vemos que ya estamos superando el miedo, que realmente podemos lograrlo con nuestro esfuerzo y constancia, descubrimos la motivación de logro, las ganas de seguir avanzando, que sentimos como un empujoncito para llegar a la meta. Por lo tanto, la última parte del proceso ya no se hace tan “cuesta arriba”, porque somos impulsados por la fuerte motivación que sentimos.

Al finalizar, cuando el miedo está completamente vencido, la recompensa que sentiremos en cuanto a emociones, sensaciones y pensamientos nos puede hacer sentir que existe un punto y aparte entre aquel miedo que nos invadía y el momento presente. Ahora nuestra fobia se ha convertido en un mal recuerdo. Ahora somos capaces de llevar a cabo cualquier cosa que nos propongamos. No hay límites. Somos personas nuevas y es fantástico.

Y lo mejor es que todos estos cambios pueden suceder en un periodo de tiempo corto y ser definitivos. Simplemente hemos de tomar la decisión de dar el primer paso, y perseverar aunque no veamos nada claro en un principio cómo se va a desarrollar el proceso.

El cerebro es flexible, se adapta a lo que le entrenemos y siempre podremos ponerlo de nuestro lado para superarnos.

Una recomendación es poner los ojos en la meta y no en los obstáculos. Una vez leí lo siguiente y me gustó: “un héroe es alguien que ha sentido el miedo y el dolor, los ha trascendido y ha sido transformado”. Y dicho esto, ¿alguna vez te has sentido héroe?

Si te ha gustado, compártelo...