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¿Cómo es para ti cambiar de año?

¿Cómo es para ti cambiar de año?

Se ha terminado un año y ha empezado otro. Esta frase puede sonarnos de distintas maneras:

Para algunos de nosotros, simplemente se pasa de uno al otro, a otras cosas, así como todos los días vamos terminando cosas y pasamos a la siguiente. No tiene mayor trascendencia, la vida sigue y nuestra rutina va a ser la misma. Miramos siempre hacia adelante, quizá con esperanza de que vengan cosas buenas, pero sin reparar mucho sobre ello. Quizá con intención de poner ilusión y motivación a nuestra vida, pero sin que eso suponga nada extraordinario. No necesitamos reflexionar más que cualquier otro día. Tenemos claras las cosas que hemos de hacer y las hacemos, sin más. Y cuando no las tenemos claras, las aclaramos. No caemos en la parálisis por análisis. Primero tomamos una decisión y a continuación hacemos, y no hay que darle más vueltas. Vivimos en el presente, aquí y ahora, disfrutamos de la vida y nos ocupamos de lo que tenemos delante. Actuamos. El movimiento se demuestra andando. Y después, lo hecho, hecho está, y el pasado ya pasó. ¿Para qué mirar atrás? Si no va a volver… No nos gusta repensar las cosas, preferimos dejarnos llevar y a veces simplemente coger lo que la vida nos ofrece. Aprendemos de nuestros errores por la famosa máxima de ensayo y error. Somos consecuentes y muchas veces tenemos la posibilidad de corregirnos para la siguiente vez. Preferimos centrar nuestra atención en algo útil, que nos sirva para algún fin concreto. Vamos apagando los fuegos que haya que apagar y creando las circunstancias que queramos crear. Somos prácticos. Tenemos la ventaja de ir directos a por nuestras metas y no perder el tiempo en miramientos o divagaciones innecesarias.

 

Man on bike jumping silhouettePara otros, es tiempo de reflexión. Somos muy conscientes de que se cierra un ciclo y empieza otro, y esto nos hace pensar. Es como un examen de conciencia. ¿Qué cosas están funcionando bien en nuestra vida y cuáles no? ¿Qué podemos cambiar y qué debemos aceptar? Miramos hacia atrás y hacemos un repaso de los recuerdos que acumulamos de este año. Buenos momentos, malos momentos… hacemos balance: lo normal. Hacemos la lista de buenos propósitos, y aunque no los cumplamos, tomamos conciencia de qué cosas queremos mejorar, en nuestra vida y en nuestra persona. Sería bueno hacer algunas de estas cosas para vivir más felices, pensamos. Somos nostálgicos en la medida en que consideramos que nuestros recuerdos son nuestra identidad, son parte de nosotros. Gracias a ellos podemos ver los hitos que marcan nuestra vida. Nos hacen revivir emociones valiosas. Valoramos el presente, aunque quizá sería demasiado simple vernos sólo como lo que somos aquí y ahora. ¿Por qué vamos a dejar de emocionarnos al rememorar nuestros momentos felices atesorados en fotos, vídeos o mensajes escritos? Repasar nuestros momentos de risas, de sorpresa, o nuestros logros, en un momento dado nos puede servir para reafirmarnos en la idea de que nuestra vida merece la pena ser vivida. ¿Cómo no vamos a planear el futuro o a soñar despiertos? Pensamos las cosas antes de hacerlas para tomar las mejores decisiones. Pensamos sobre cómo somos nosotros, cómo son los demás y cómo son las cosas. Nos gusta filosofar, atender las dudas que nos surjan y buscar respuestas. Somos reflexivos. Tenemos la ventaja de sacarle jugo a las cosas y no precipitarnos.

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