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Miedos sociales: no soy antipático, es que estoy nervioso.

Miedos sociales: no soy antipático, es que estoy nervioso.

Éste era el testimonio de Guzmán: “tengo miedo cuando estoy ante determinados grupos de personas. En el trabajo no me pasa, pero sí en las fiestas y reuniones sociales. Quiero hacer amigos, pero me siento torpe e incapaz de ser yo mismo en situaciones donde el resto de la gente se divierte y lo pasa bien. Esto me agobia mucho, lo paso fatal, y acabo sintiéndome triste.”

Mientras algunas personas con fobia social sufren una alta ansiedad en un gran repertorio de situaciones, como en reuniones de trabajo, clases y fiestas, otras la padecen en situaciones concretas y aisladas. Éste era el caso de Guzmán, que quería hacer amigos o ligar en las fiestas pero se bloqueaba.

En algunos casos, el miedo lo provoca un tipo de personas a las que hay que enfrentar, es decir, que sólo aparece dependiendo de ante quién tengan que hablar. Por ejemplo, ante figuras de autoridad (un profesor), ante personas por las que sienten un interés particular (un ligue), de un cargo superior o no (jefes), del mismo nivel cultural o no, etc.

Puede también depender de qué tenga que hablar la persona (por ejemplo, de temas íntimos, o expresar sentimientos negativos); puede depender del número de oyentes que haya (“con más personas mejor, porque se me ve menos” o “con menos personas mejor, porque me impone menos”). La forma más típica de fobia social es el miedo a hablar en público. En cualquier caso, las personas evitan las situaciones donde exista la posibilidad de pasarlo mal.

Guzmán tenía temores a varios niveles:

-lo que otros pudieran pensar de él, lo que incluía ser juzgado y criticado por otras personas y sentirse rechazado;

-que sus síntomas de ansiedad fueran detectados por los demás: que le vieran sudar o temblar, o que le dijeran “tío, estás rígido, suéltate un poco”;

-o simplemente el hecho de que aparecieran esos síntomas en determinada situación, porque eso significaba que podían aparecer en grupo y que iba a hacer el ridículo.

Guzmán decía: “lo pasaba mal en grupos de gente porque no sabía cómo hacerlo para ser natural, sin mostrarme visiblemente nervioso e inseguro. Mantener una conversación trivial se puede convertir en un verdadero calvario. Pero no sólo eso. En la última fiesta, me resultó super difícil escribir una felicitación de cumpleaños delante de la gente por el apuro a que vieran el temblor y el sudor de mis manos y pensaran que era rarito. Cuando me sentía observado, me entraba el nervio. Daba igual si los demás no me decían nada, yo me sentía ridículo y sólo quería desaparecer de allí. Lo mismo me pasaba a la hora de comer en compañía. Coger una aceituna o una taza de té y llevármela a la boca puede convertirse en una acción imposible, porque parecía un anciano con parkinson y me moría de la vergüenza. Pero lo peor era a la hora de ligar y empezar conversaciones de cortesía, ya que puedo parecer antipático o tonto cuando en realidad estoy terriblemente nervioso.”

Algunas personas con este problema se sienten muy limitadas en su vida cotidiana, porque ante situaciones que para la mayoría son llevaderas (aunque puedan ser incómodas), ellas sienten auténtico pavor y en consecuencia sus habilidades disminuyen y se comportan de forma muy torpe. Por ejemplo, a alguien que sienta miedo ante las figuras de autoridad, las entrevistas de trabajo le pueden parecer una prueba de alto riesgo, como si supieran que van a mirarles con lupa y a descubrir sus debilidades sin ningún margen de duda. Sin darse cuenta piensan que no son lo suficientemente buenos y eso dispara sus síntomas de ansiedad y sus temores.

Fobia social

 

El tratamiento psicológico incluye diferentes enfoques dependiendo de:

-si la persona no tiene en realidad habilidades sociales (no se sabe relacionar), o

-sí tiene las habilidades pero la ansiedad en esa situación les impide mostrarlas.

En el primer caso, el terapeuta le entrena para desarrollar lo que nunca aprendió.

En el segundo, en el que se encontraba el pobre Guzmán, el entrenamiento se enfocó en disminuir la ansiedad para que pudieran aflorar esos comportamientos que él sí conocía.

¿Cómo se hizo esto? Pues cuestionando una a una las ideas negativas y exageradas que tenía Guzmán sobre su ansiedad y sobre los juicios de los demás, y comprobando poco a poco que no pasaba nada horrible, incluso en la peor situación imaginada. Desmontando una a una las ideas catastróficas de anticipación de lo que podía ocurrir y poniéndolas a prueba en situaciones reales, Guzmán fue experimentando lo inocuas que eran esas situaciones y fue superando su problema.

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